Hija de Dios
Tu espiritu antes fuerte y libre,
tu cuerpo bañado en tierra floresciente.
Manos suaves, tocando mi alma.
torturado, negado en megalomanía.
Hija de Dios,
como dabas la vida,
un pedazo de cielo tus senos
cálidos como el verano.
El brillo en tus ojos,
la verdad de tus labios
Pura envidia soplaba la manía de cazar brujas.
Huiamos juntos
de las moradas de malvados,
en almas preñadas de maldad,
no habita sabiduría.
Un templo, solo en manos varones,
no puede ser el templo de Diós.
Tu llanto, Madre Tierra
risuena en nuestras noches
su cabello de tu hija antes flotaba,
calmamente en el viento.
Se adorecen a si mismo en Diós Padre y Hijo
reniegan de la Creación,
su vida perece.
(Marion Albrecht)
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